viernes, 20 de diciembre de 2013

Viaje a Buenos Aires - Montevideo (4): Educación

Montevideo me genera muchas sensaciones, a pesar de haber estado sólo dos días, me pareció una ciudad fabulosa, aunque no viviría allí, pero sí es un rico lugar para visitar. Me sorprende que no lo promuevan (tanto) turísticamente, es una ciudad encantadora.

Sigo con el relato del primer día, lo quise cortar para que no fuese tan largo. Una cosa que me sorprendió (¡y ojo amantes de las antigüedades!) es la cantidad de chucherías -como diría Guido- que te puedes encontrar, verdaderos tesoros o reliquias ahí en la calle. Yo no soy muy fan de las compras en general, por lo que no me llevé nada, pero había de todo, hasta artículos usados malos para ser reparados.

Una especie de feria en la vereda.
Cristian me llevó a conocer lugares como típicos de la ciudad, como la feria de Tristán Navaja, algunas plazas como la de Bomberos, los monumentos a los próceres militares. Caminamos por Sarandí hasta llegar al puerto y recorrer lo que son sus típicos mercados con la parrilla a la vista del comensal. No obstante, creo que mis ojos estaban más fijos en otros detalles.

Una tienda que se llama Mosca... jajajajajaja.

Cristian me hacía notar los edificios inconclusos
El edificio de la Intendencia, lo que sería nuestra Municipalidad.

Gente tomándose fotos en el monumento de Lavalleja, donde está el Palacio de Gobierno.
Una de las pocas fotos turistas jajajajaja.
Tenía tanta hambre por lo que estábamos recorriendo (casi todo fue a pie) que fuimos a dar a una especie de boliche. Ahí dentro de todo el menú, Cristian me habló del chivito y una de las muchas versiones de cómo se creó. Honestamente el chivito es chanchería pura, es un sándwich gigante con cada cosa que se te ocurra ponerle a un pan (y lo que no se te ocurriría, también). A pesar de tener un agujero negro en mi estómago, no pude comérmelo todo.

Proseguimos nuestra travesia con los grandes edificios de los Poderes del Estado. La verdad, creo que Cristian supo condensar muy pero muy bien un tour de la ciudad completo, yo llevo años tratando de pensar en una ruta para recorrer Santiago con un amigo o persona turista y sigo pensando que condensar Santiago en un día es muy difícil. Ni hablar de Buenos Aires.

Calle Lavalleja y, de fondo, el Palacio Legislativo.
El Palacio Legislativo
Creo que tomamos una micro hacia su facultad, me mostró la Universidad de la República (Facultad de Medicina) y después fuimos a dar a dos museos muy interesantes: el Museo Blanes con pinturas del mismo autor uruguayo y otras, las más importantes referentes a escenas de coyunturas políticas de Uruguay. 
Museo Blanes
Una de las pinturas que más me llamó la atención.
 Y el Museo Botánico, al que no le tenía mucha fe y me sorprendió muchísimo. Un museo-jardín de tales dimensiones en Chile estaría lleno de parejas pololeando (pololear en Chile = estar de novios), pero acá estaba casi vacío. Era enorme, pero enorme, tenía especies vegetales de muchas latitudes, todo verde muy bien conservado. También habíamos visto el Jardín Japonés, muy hermoso y pequeño, casi como la misma Montevideo, todo condensado en un espacio pequeño pero encantador. De él no tengo fotos porque se necesita una autorización especial para fotografiar. Es el único punto negro que le encontré a la ciudad, se farrean (o desperdician) una enorme oportunidad turística.

Una especie de postal del Museo Botánico.
Mantengo lo anterior, de no ser por Cristian quizá habría conocido la mitad de todo lo que vi. Me quedó pendiente fotografiar algún tren uruguayo (aunque por lo que he sabido, en realidad tampoco hay muchos), pues en algún momento vi las líneas del tren. Desde Prado tomamos una micro hacia el Estadio Centenario, lugar donde juega Peñarol, queríamos entrar pero estaba cerrado aparentemente. A él se le ocurrió una idea bastante buena y, en mi caso, me hizo vivir todo un privilegio. Entramos al hospital, que está a una corta distancia, y mientras me iba contando cómo funcionaba el sistema de salud en Uruguay, además del financiamiento de la educación -el viaje fue en febrero de 2012, en 2011 en Chile tuvimos unas de las más grandes protestas estudiantiles por el alto costo de la educación superior- subimos varios pisos. Puedo decir que desde el hospital tuve una de las vistas más hermosas y privilegiadas de la ciudad.

Los uruguayos han ganado Mundiales, ¡que grandes que son!
Montevideo desde el hospital. ¡Ven que es verde!
Las escaleras del hospital.
El estadio Centenario desde arriba.
Al final del día, tengo una suerte de vacío en mi memoria. Recuerdo que me llamó la atención que en el baño de su residencia, la ducha y el resto de las cosas del baño (lavamanos e inodoro) no estuvieran separadas por nada; me contaba que era habitual en las casas uruguayas.

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